¿ES HEREDITARIO EL EXPOSOMA?

¿ES HEREDITARIO EL EXPOSOMA?

Sí, si es hereditario el Exposoma.

Hoy vamos hablar de una cuestión que a pesar de tener gran importancia  a la hora de comprender nuestra piel, a día de hoy aún es bastante obviada.

 

EL EXPOSOMA

Situémonos, en ocasiones la piel sufre consecuencias derivadas del exposoma, es decir, ciertas  imperfecciones son causadas por  factores a los que nos exponemos y que nos abordan desde fuera.

Y esto siempre observo que es sencillo de aceptar, por ejemplo, sabemos que si no nos protegemos del sol aparecen manchas, y como estamos  bombardeados por esta información ya ni nos la planteamos, lo asimilamos rápido.

 

LA GRAN PREGUNTA

La sorpresa o negación llega cuando  una mancha o imperfección que os acompaña desde siempre y creíais heredada, resulta ser del exposoma.

En ese momento llega la que ya hemos bautizado como "La gran pregunta exposómica": ¿Y CÓMO ES POSIBLE?.

Si el exposoma se refiere sólo a factores externos que ocurren desde fuera, y esta mancha la tiene exactamente igual mi madre, mi tía pepa y su tatarabuela, está claro que es genética, no...? Pues a veces, No.

 

VEAMOS POR QUÉ..

Es cierto que El Exposoma no contempla el genoma, es decir, no es genético, pero aún así puede ser hereditario.

Y esto es así porque Sí Heredamos hábitos y costumbres familiares y del entorno, que en algunos casos son causantes de algunos daños tanto de nuestra piel como la de nuestros antecesores.

 

HERENCIAS...

NO TODAS SON IGUALES

Pero ojo que No toda herencia va ser mala, a veces tanto los hábitos alimenticios, situación geográfica en la que nos criamos o costumbres de protección y cuidado de nuestros antecesores nos hacen lucir una piel joven por muchos más años.

Hay familias que por generaciones lucen una piel espléndida y os aseguro que en muchos casos detrás hay algo más que  la genética ...

 

TENDENCIAS CULTURALES O TRANSGENERACIONALES QUE INFLUYEN A NUESTRA PIEL:

Es habitual, incluso necesario, para el desarrollo humano heredar las costumbres y hábitos de nuestra familia y entorno. Es decir, lo habitual es que nos cuidemos e incluso que cocinemos con una base semejante a la de nuestros padres y abuelos.

Para entender esto un poco mejor voy a compartir con vosotros el caso de María y su madre: Y Cómo los hábitos (Exposoma) pueden "heredarse".

 

MARÍA Y SU MADRE

María siempre había notado que su piel era increíblemente parecida a la de su madre: blanca como la nieve, sensible, y con  tendencia a enrojecerse fácilmente.

Creció viendo a su madre lidiar con manchas en las mejillas y reacciones molestas cada vez que salía un rato al sol o disfrutaban de algunas comidas familiares.

"Es la piel que heredamos en la familia", solía decir su madre, resignada.

 

COMPARTEN

ALGO MÁS QUE PIEL

La realidad era que María y su madre no solo compartían una piel sensible y propensa a las manchas, sino también unos hábitos alimenticios, unos cuidados de la piel, una ética de trabajo intensa y una autoexigencia personal muy grande.

"María es igual de trabajadora que su madre" decían frecuentemente, y detrás de esa frase estaba el secreto de lo que ocurría en la piel de María.

 

"LOS CONSEJOS ANCESTRALES"

Un día, mientras María y su madre conversaban sobre sus problemas de piel y rutinas de cuidado casi "ancestrales", María recordaba cómo, desde pequeña, veía a su madre aplicarse las mismas cremas y seguir los mismos rituales diarios.

Incluso se vio reflejada en cómo su madre expresaba lo cansada y exáusta se sentía los días previos a los brotes faciales y sobre todo le llamó mucho la atención la coincidencia de la ingesta de algunos  alimentos  en torno a esos días, María empezó a plantearse que los síntomas de su piel podían ser un legado más que una herencia genética.

 

PERO MARÍA TOMÓ ACCIÓN

Este verano, María decidió experimentar con su rutina.

Empezó por cambiar su dieta, optando por alimentos menos irritantes para su piel.

También revisó su rutina de cuidado diario, escogiendo productos más suaves y delicados con pieles sensibles. Y lo más importante, se volvió diligente con la protección solar, nunca saliendo de casa sin proteger.

Los cambios han sido asombrosos. Las manchas en sus mejillas han comenzado a desvanecerse, y sus habituales rojeces tras las comidas empezaron a ser cosa del pasado.

Al ver los resultados, su madre, inicialmente escéptica, decidió darle una oportunidad a los nuevos hábitos y esto es lo más satisfactorio. 

 

CONCLUSIÓN DE MARÍA

"Quizás lo que heredé no fue solo una piel sensible, sino también las costumbres que agravaban mi problema", he sido la oveja negra al obviar sus costumbres de cuidado, me dijo, pero ahora la he ayudado. reflexionó María.

Al modificar su alimentación y su cuidado de la piel, no solo ha mejorado su propio bienestar, sino que también ayudó a su madre a romper un ciclo de hábitos que habían pasado de generación en generación.

 

SÉ LA OVEJA NEGRA

Y AYUDA A TU REBAÑO

En casos como el de María y su madre: a veces, lo que pensamos que es un legado genético, en realidad, son hábitos y estilos de vida heredados que tienen un gran impacto en nuestra salud y nuestra piel.

El exposoma, ese conjunto de factores externos que nos afectan, puede no ser genético, pero ciertamente estos también pueden "heredarse" en forma de costumbres y prácticas diarias. Cambiar esos hábitos puede no solo cambiar nuestra piel, sino nuestra vida.

 

GRACIAS  A MARÍA

Una vez más podemos decir que muchas imperfecciones y problemas de piel no son heredados genéticamente, sino más bien, conductualmente.

Por ello hoy rompemos una lanza a favor de todas esas "ovejas negras" que cambian el ritmo de las cosas buscando una mejora de su Salud, Estado Físico y Mental, consiguiendo de este modo mejorar el estado y aspecto de su Piel y Bienestar general.